Anna Bonatti Rocca fue una activa integrante de la comunidad de Curuzú Cuatiá, cuyo trabajo social fue reconocido por los vecinos de la zona. De allí que el Centro Oncológico lleve su nombre. Continuando su legado, su hija, Elena Bonatti, advirtió la necesidad de contar con servicios de salud de alta calidad para los habitantes de la región, que debían recorrer largas distancias para recibir un tratamiento adecuado. Elena visitó los hospitales de la zona, se reunió con la comunidad médica de Curuzú Cuatiá delineó el proyecto para la construcción del Centro Oncológico. Con el apoyo entusiasta de la comunidad y gracias a la donación de Elena se concretó el sueño que permite a Curuzú Cuatiá contar con uno de los centros oncológicos más modernos de Argentina y América Latina.