La relación entre el tabaco y el cáncer de pulmón se estableció claramente en los años 60.
Existe una evidencia clara entre cantidad de cigarrillos fumados, la edad a la que se contrajo el hábito, la duración del tabaquismo y el riesgo de desarrollar cáncer.
La mejor forma de evitar ese riesgo es NO empezar a fumar.
Se ha comprobado que las personas que dejan el cigarrillo, reducen su riesgo de enfermar con respecto a aquellos que siguen fumando.
Dejar de fumar es lo mejor y si a esto sumamos la visita periódica al médico será, sin dudas, la mejor herramienta para evitar contraer la enfermedad.
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